La bomba lapa que la Guardia Civil descubrió en un coche patrulla tras el asesinato en Mallorca, el 30 de julio, de Carlos Sáenz de Tejada y Diego Salvá estaba compuesta por tres kilos de explosivo. Pero su peculiaridad es la forma de colocación: fijada con bridas de sujeción, no con imanes como acostumbra ETA, y bajo el asiento del copiloto, en una posición que la hace casi indetectable sólo agachándose para revisar los bajos del vehículo, como puede apreciarse en la foto facilitada por TVE.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 6 de agosto de 2009