La afición del Valencia perdonó anoche definitivamente al Guaje su intención de cambiar de aires. Salió en la segunda parte y, una vez más, fue decisivo en la victoria (2-0) sobre el Arsenal: falló un penalti, pero marcó el segundo gol (el primero lo consiguió Míchel).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 9 de agosto de 2009