La penúltima controversia sobre la sanidad pública gallega saltó a finales del pasado junio, cuando el Consello de Contas publicó su informe de fiscalización del Servizo Galego de Saúde (Sergas), correspondiente al ejercicio 2006. En ese documento, los expertos del Consello describían un aumento de la actividad extraordinaria -las famosas peonadas, que se pagan aparte- en cinco grandes hospitales gallegos (A Coruña, Lugo, Ourense, Pontevedra y Monforte) muy superior a la reducción de las listas de espera.
"En consultas externas", decía el informe del Consello, "y a pesar del incremento significativo de la actividad extraordinaria, esa lista de espera no sólo no experimentó mejoras sino que aumentó el período medio significativamente".
Según señalaba el Consello, las horas extrordinarias estaban reguladas de manera muy deficiente. Así, el informe recogía que no existían por parte del Sergas "ni criterios de actuación normalizados ni homogéneos que establezcan las condiciones en las que se puede desarrollar esta actividad, ni indicadores de referencia como el rendimiento mínimo de los quirófanos o el nivel de cancelaciones y urgencias diferidas".
Este desplazamiento de la actividad de la mañana a la tarde, pactado "entre las gerencias de los centros hospitalarios y el personal sin que existan evidencias documentales", creció en todos los hospitales entre 2003 y 2006, llegando en el caso del Complejo Hospitalario de Pontevedra al 623%. Las retribuciones extraordinarias no eran, por otra parte, repartidas homogéneamente entre los facultativos, ya que entre el 2 y 3% del personal cobraban hasta la tercera parte del total.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 11 de agosto de 2009