La fundación que lleva el nombre del pintor de Lalín José Otero Abeledo, Laxeiro, vuelve a desvelar algunas de las partes de su producción más desconocidas en un proyecto expositivo. Ese es el propósito que guía la selección ya disponible al público en la Casa das Artes de Vigo, Laxeiro en las colecciones privadas (1942-1970), y que permanecerá abierta al público hasta el próximo 6 de septiembre.
Obstinada en la ardua tarea de identificación de toda la obra de Laxeiro, dispersa a ambos lados del Atlántico y concentrada en manos privadas en un alto porcentaje, la fundación ya ha podido documentar alrededor de 3.000 piezas. Las 22 que se enseñan en esta ocasión no figuraban en catálogo alguno, apartadas como estaban de la luz pública en los domicilios particulares de sus propietarios o entre los bienes de sus herederos.
Más allá del valor estético de retratos, notas costumbristas y ciertos atrevimientos experimentales, la exposición comisariada por Lourdes Martínez-Sapiña adquiere relevancia sociológica, histórica y cultural como síntoma de los gustos de los coleccionistas gallegos en los años centrales del siglo pasado. Es el tiempo que transcurre entre el traslado a Vigo del artista, a comienzos de la década de los años 40; y su regreso de Buenos Aires, en los 70.
En esa época de cambios constantes en el trazo de Laxeiro, el mercado del arte -que todavía no estaba estructurado- fue el principal sustento del pintor y sus coetáneos. Estos organizaban las transacciones en contacto directo con los compradores particulares a falta de críticos, comisarios, galerías e instituciones.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 13 de agosto de 2009