Puntual como un reloj, no pasaba un minuto de las 22.00 cuando Leonard Cohen salió al escenario del parque de Castrelos cuando el aforo aún no estaba completo. El atasco en las calles aledañas impidió a muchos fans ver el inicio del concierto. El artista canadiense se sacó el sombrero con un público puesto en pie e interpretó la esperada Dance me to the end of love.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 14 de agosto de 2009