Tres semanas para olvidarse de los alambrados, las armas, los controles militares y el Muro. Un día entero para chillar sin sentir miedo. De la mano de la ONG Paz Ahora, que lleva más de una década organizando viajes para los niños víctimas de conflictos bélicos, 60 niños palestinos visitaron ayer el Parque de Atracciones. Vienen de ocho campos de refugiados en Cisjordania y desde hace unos 20 días disfrutan en España de sus primeras vacaciones de paz.
Los pequeños (30 niñas y 30 niños) tienen entre nueve y 11 años y, según cuentan sus monitores, sus padres han sido asesinados o están encarcelados en prisiones militares. Nunca habían visto el mar, ni una atracción, "ni mucho menos un policía amable".
Acostumbrados a los cacheos, a las detenciones arbitrarias y al imperativo de "hoy no hay escuela" de los militares israelíes, los pequeños alucinaron en el peaje de la T-4 de Barajas: la policía no había asaltado su autobús, les había dejado pasar sin más. "De donde vienen, el enemigo no tiene ni cara, ni ojos, ni nombre. Da igual que sean niños", decía el director de la ONG, Julio Rodríguez.
Los pequeños probaron casi todas las atracciones e incluso pidieron repetir, sin éxito. El Barco Pirata y la Cascada fueron testigos de sus enormes carcajadas y de sesenta pares de ojos abiertos como platos. Aunque no había forma de despegarles de las colas todos quieren volver a sus casas. "Echan mucho de menos a la familia", decía Tulip, una de sus monitoras. A media tarde el grupo exhausto abordó los dos autobuses que ALSA ha puesto gratuitamente a su disposición porque este año el Ayuntamiento no ha financiado ninguna de sus visitas: ni guías, ni descuentos, ni transporte.
El miércoles pondrán rumbo a su campamento y, como espera Rodríguez, "si algún día Palestina es libre pondrán en práctica todo lo que han visto".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 17 de agosto de 2009