Con la llegada del verano llegan los grandes incendios forestales. Muchas de las soluciones apuntadas han señalado la eliminación del matorral del monte como eje fundamental de la lucha.
Es indudable que en un monte con abundante sotobosque se favorece la iniciación y propagación del fuego, pero la eliminación del matorral a niveles que dificulte el desarrollo del fuego, más allá de las áreas de cortafuegos, hoy por hoy es totalmente desaconsejable, además de ineficaz. La mayoría de los incendios por rayo se inician en las copas y mucha superficie quemada con cualquier origen se propaga a menudo únicamente por las copas. La limpieza integral del sotobosque, o incluso su aprovechamiento con fines energéticos, resulta inviable económicamente para la mayoría de los montes con la tecnología disponible. Pero sobre todo, se trataría de una medida ecológicamente cuestionable. El sotobosque cumple un importante papel protector del suelo ante la erosión, sirve de refugio y alimento a multitud de especies de aves y mamíferos, y en definitiva es un elemento muy importante del ecosistema del monte mediterráneo que no debemos alterar.
Quizás habría que pensar más en el uso de una selvicultura preventiva, con medidas más diversas y complejas, que aprovechen la capacidad de resistencia natural al fuego de las distintas especies, sin abusar como se ha hecho de los monocultivos de coníferas altamente inflamables.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 17 de agosto de 2009