"Paz para todos". "Gora pakea". "A luchar por la causa más noble". "¡Que acabe la violencia y el terrorismo en todas las ciudades del mundo!" Y así hasta 500 mensajes pidiendo paz y más paz sujetos a otras tantas cometas que ayer surcaron el cielo de San Sebastián en un acto organizado por el Ayuntamiento para promocionar su candidatura a Capital Europea de la Cultura en 2016. El escenario fue la playa de la Zurriola y la expectación fue en aumento a medida que se acercaba la hora de empezar los talleres para confeccionar las cometas y escribir los mensajes. "Oye aita, que igual no me toca", murmuraba preocupado el pequeño Asier, de siete años, mientras aguardaba en la cola a las cinco de la tarde.
Miles de personas siguieron el vuelo desde la playa de la Zurriola
El alcalde, Odón Elorza, ya se plantea organizar un festival internacional
Pero sí le tocó y pudo montar su cometa con la ayuda de los monitores de las asociaciones que colaboraron con el Ayuntamiento para montar el acto: Hondargiro (dedicada al ocio familiar en las playas), Airez (dedicada al mundo de las cometas) y Ostargi (club de parapente).
La idea de lanzar al cielo 500 cometas partió del propio alcalde, Odón Elorza, quien se puso manos a la obra junto a Hondargiro. Ayer, fue el primero en montar la suya y probarla. "Es la primera vez que hago una, pero no va a ser la última", apuntó.
La presencia multitudinaria de participantes y curiosos, hasta miles de personas, animó tanto al primer edil que incluso ya se plantea organizar un festival internacional en la Zurriola para el próximo año. "La cultura de la paz y de los valores deben servir para reflexionar y resolver las crisis globales", proponía mientras se concentraba en mantener alta su cometa.
Supuso un vistoso colofón a la Semana Grande, que permitió prolongar un día más el espíritu festivo en la capital guipuzcoana. Varios concejales del consistorio donostiarra y otras personalidades de la ciudad se sumaron al acto, entre ellas, el ararteko, Íñigo Lamarca y los componentes del grupo musical La Oreja de Van Gogh.
Cada uno se afanaba en construir su cometa. Como Iker, de 11 años, al que le costaba hacer el nudo, una parte crucial en el montaje del aparato. "Desde fuera parece más fácil. Ahora, a ver si vuela", decía escéptico.
"Pues claro que va a volar", le animaba la monitora que le ayudó a construirla. "Lo cierto es que hay que tener un poco de destreza para conseguir mantenerla arriba", aseguraba. "El viento a tu espalda", le recordaba a Iker cuando ya se marchaba a su bautismo aéreo.
Los organizadores cruzaban los dedos para que no lloviese. El agua es el peor enemigo de las cometas. Y el cielo encapotado de San Sebastián y la sensación de bochorno invitaban a lo peor. Sin embargo, al final no llovió y el cielo de la ciudad se inundó de colores pidiendo paz.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 17 de agosto de 2009