Llevamos demasiados días y semanas oyendo y leyendo la catarata de acusaciones del Partido Popular contra el Gobierno y las instituciones del Estado, para neutralizar (así lo creen ellos) las investigaciones sobre personas sospechosas de actividades corruptas e ilegales, que obviamente pertenecen a dicho partido.
Resucitando su espantajo predilecto, el de las conjuras, vuelve a la carga con imputaciones delirantes, apoyándose en su habitual estilo zafio y desproporcionado, para llenar de descalificaciones a jueces, policías, periodistas, ministros, y por descontado a su objetivo habitual, el presidente del Gobierno.
Lamentablemente, esto ya no es noticia, y no sorprende a nadie, pero lo que a mí al menos sí me sorprende es la blandura del Gobierno. No basta con negar las graves acusaciones que difunde el Partido Popular a través de su variopinta galería de portavoces, es necesario que el Ejecutivo pase a la acción y lleve a los tribunales a quienes propagan infundios gratuitamente sin aportar pruebas de ninguna clase esperando a que las acusaciones arraiguen en la opinión pública.
Quien calumnia debe demostrar con pruebas la autenticidad de sus acusaciones, y en caso contrario recibir todo el peso de la ley por su delito, además de la descalificación pública cuando se trate de personas que ostentan cargos públicos. ¡Que se les lleve a los tribunales de una vez por todas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 18 de agosto de 2009