El archivo del caso Gürtel por parte del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana a principios de agosto ha permitido a Francisco Camps y a sus compañeros de partido disfrutar de unas vacaciones. La tremenda presión a la que ha estado sometido el presidente de la Generalitat y del PP de la Comunidad Valenciana desde principios de año, desde que se hablaba de altos cargos del Consell implicados en la trama de empresas corruptas encabezada por Francisco Correa hasta que el 5 de marzo se supo que el implicado era él, se relajó -siquiera temporalmente- el pasado 3 agosto, cuando el TSJCV archivó la causa.
La decisión del tribunal ha tenido el efecto contrario sobre la oposición. Cuando el presidente estaba imputado, los portavoces de la oposición mostraban cierta prudencia, cierto recato, una atención hacia la presunción, hacia un supuesto delito.
Pero una vez que el presidente ha quedado liberado, por el momento, de citaciones e interrogatorios, los portavoces de la oposición le acusan abiertamente de haber "mentido" en sede parlamentaria; de haber negado su amistad con Álvaro Pérez, El bigotes, propietario de Orange Market; de haber asegurado que tenía "unas ganas locas" de ir al juez a contarle que "de todo, todo" lo que se decía sobre sus trajes, "nada, nada". El auto de archivo no desmiente que el presidente de la Generalitat recibiera dádivas de Álvaro Pérez.
Un presidente que "miente" ante el pleno de las Cortes, dónde reside la soberanía popular, pierde su legitimidad. Y da alas a la oposición.
Camps ha desperdiciado, además, la ocasión que le brindaba la remodelación del Consell, obligada por el fallecimiento del responsable de Medio Ambiente José Ramón García Antón. Le aconsejaron aprovechar para dar un golpe de efecto, para introducir cambios en su Gobierno y en el partido, incluso en las Cortes. Pero el presidente organizó un "ajuste" del Consell en el que "no entra nadie, ni sale nadie".La oposición ha recibido como una muestra de debilidad una remodelación que no es tal, que no es sino un blindaje a la espera de que el Tribunal Supremo resuelva los recursos que el fiscal y la acusación socialista ya han anunciado contra el auto del Tribunal Superior de Justicia valenciano del 3 de agosto.
La trayectoria de Jorge Alarte, máximo líder del primer partido de la oposición, ha sido radicalmente opuesta. El secretario general del PSPV era alcalde de Alaquàs cuando fue elegido para el cargo. Y sólo renunció definitivamente a la alcaldía a mediados del pasado mes de julio. Alarte no se ha ido de vacaciones.
La máquina de comunicación -mejor de propaganda- de los socialistas ha funcionado durante el mes de agosto a un nivel propio del PP, un partido que siempre ha concedido especial relevancia a los propagandistas. Los socialistas se permiten incluso excesos demagógicos sin ningún empacho, al más puro estilo PP.
Para cerrar el círculo, una de las decisiones más relevantes adoptadas por la Generalitat a finales de agosto ha sido anunciar el gasto -inversión según el Consell- de unos 90 millones de euros durante los próximos cinco años en un contrato con Bernie Ecclestone, el magnate de la Fórmula 1, para garantizar que el circuito urbano de Valencia albergará el Gran Premio de Europa hasta 2014.
El contrato, además, es "confidencial", según dijo Vicente Rambla, ex portavoz del Consell, el pasado viernes. Una obscenidad que se apresuraron a denunciar Ángel Luna, portavoz en las Cortes del PSPV, y Marga Sanz, coordinadora de Esquerra Unida. ¿Cómo es posible que la Generalitat disponga de 90 millones de euros, lo mismo que costaría acabar el nuevo hospital de La Fe, en un contrato opaco?
Mireià Mollà, diputada de Iniciativa en Compromís, sintetizó el viernes: "Vivimos una tragicomedia. Tenemos un presidente de chiste, totalmente deslegitimado, que ha sido objeto de mofa en toda España, y los ciudadanos viven una trágica situación económica, ya hay más de 400.000 parados en la Comunidad Valenciana".
Camps ya no es el barón territorial preferido por Mariano Rajoy, aunque Ricardo Costa, secretario general de los populares valencianos, subrayara ayer que las encuestas del CIS y de su propio partido sitúan el respaldo al PP de la Comunidad Valenciana en máximos históricos.
Alarte, según fuentes de su entorno, sabe que el desgaste electoral del PP por el caso Gürtel será mínimo. Y asume que aún tiene que construir mucho partido.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 31 de agosto de 2009