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CARTAS AL DIRECTOR

Endeudamientos insensatos

Nos dice Joaquín Almunia, al que se supone talento y estar al tanto, que el endeudamiento insensato de familias y empresas se cuenta entre las causas de la deplorable situación a la que hemos venido a parar. Y ello me trae a la memoria un refrán castellano que dice: "contra el vicio de pedir, está la virtud de no dar". ¿Por qué los bancos, entonces, dejaron sistemáticamente de ejercitar esa prudente virtud? Si irresponsables eran empresas y familias hipotecadas ¿no es más grave la irresponsabilidad de los prestamistas, profesionales al fin y al cabo del dinero y sus estrategias? ¿Acaso ignoraban que las deudas encadenan deudas?

Al mercado, añade el economista invocado, no puede dejárselo a su antojo: bueno es que sea libre, pero con condiciones. Y las condiciones habrá de imponérselas el Estado: con cautela, la Administración ha de intervenir. Y ¿cómo va a intervenir, si ella es la más endeudada de todos y por consiguiente la más descaradamente irresponsable? Si hacemos jerarquía de irresponsables, parece claro que a su cabeza se halla la Administración Pública, sea cual fuere el partido que la gobierna: al relevo en el poder corresponde el relevo en la deuda (y en la irresponsabilidad). Los bancos son sus cómplices. Y los administrados, anónimos o con nombre, sus peones.

Suplico, pues, a las autoridades, políticas y financieras, que controlen sus deudas, para que esto pase pronto y tarde en repetirse. Que asuman la lección y nos den ejemplo. Que compadreen menos y se nieguen a darse y darnos lo que se pide por la sola razón de que "por pedir que no quede". Esto no es paternalismo (que huelga por otra parte) sino sentido común.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 31 de agosto de 2009