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AL CIERRE

La Medalla de la Clase Media

Verán, para que no se diga que soy un ciudadano sin iniciativas, voy a proponerle al Gobierno que cree una nueva medalla.

Y es que cada año se repite la misma injusticia. Se otorgan medallas a los que acometen actos heroicos, a las personas biencaradas y benéficas, a las que subvencionan brillantes edificios públicos y hasta a las que trabajan incansables casi todos los días del año sin morir en el intento. Hay medallas al valor, a la generosidad, al deporte. Medallas -bien merecidas- por saltar desde un trampolín o meter un gol cuando el portero del equipo contrario veía volar una paloma.

Y, sin embargo, nada, ni una mención, para los hombres y mujeres que dejan sin chistar -y si chistan da lo mismo- en manos del Estado las ingentes cantidades de dinero procedentes del impuesto sobre la renta. Con ellas se paga gran parte de las amplísimas necesidades del país, desde la justicia a la educación, desde el envío de nuevas tropas a Afganistán hasta a los funcionarios que vigilan para que se pague la renta.

Quien paga la renta, a menudo, no puede irse de vacaciones

Un día, Francisco Fernández Ordóñez me hizo el honor de recibirme en su casa de Santa Pola. Hablamos muchas horas, pero lo primero que me dijo fue que comprendía muy bien (era un tórrido verano) que el que pagaba la renta no podía muchas veces irse de vacaciones.

Francisco Fernández Ordóñez era entonces ministro de Hacienda.

Pues si hasta el ministro de Hacienda comprende esto ¿por qué no premiar de algún modo a los grandes contribuyentes? ¿Por qué no otorgarles una distinción (una medallita) después de mantener tantas cosas con su trabajo? ¿Por qué no consolarlos de algún modo? ¿Por qué no reconocer ante todos lo que hacen por España?

Ya sé lo que me opondrán ustedes: eso sólo se podría hacer con los que más pagan y, por tanto, sería como hacer un peligroso censo de ricos, un censo de la clase alta. Pero no teman. Nunca se ha sabido que los más ricos sean los que más pagan.

Verán, hasta se me está ocurriendo el nombre de la medallita. A la fuerza tendría que llamarse la Medalla de la Clase Media.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 3 de septiembre de 2009