Pensábamos que aquí vivíamos agobiados, polutos, atacados de ansiedad, estrés y ruidos, temerosos de nuestro puesto de trabajo y mosqueados con nuestros políticos. Bueno, pues ahora resulta que Madrid es la sexta ciudad más feliz del mundo, según un estudio reciente de la prestigiosa revista Forbes. En la encuesta han participado 10.000 personas de 20 países. Éste es el ranking: Río de Janeiro, Sidney, Barcelona, Ámsterdam, Melbourne, Madrid, San Francisco, Roma, París y Buenos Aires.
Vaya usted a saber con qué criterios se ha elaborado ese estudio, porque, hace sólo dos años, el también prestigioso semanario The Economist publicó otra gran encuesta sobre las ciudades más felices del mundo. Entre las 10 primeras están Vancouver, Viena, Ginebra o Melbourne (la única presente en la lista de Forbes). Barcelona y Madrid, tercera y sexta en Forbes, comparten el número 33 en The Economist. Es milagroso que se haya efectuado un cambiazo tan radical en dos años de profunda crisis económica. A lo mejor es que la felicidad tiene poco que ver con la economía, como proclamaron y siguen proclamando los filósofos estoicos.
Simon Anholt, autor de la encuesta de Forbes, ha declarado: "Es interesante que los españoles sean percibidos como más felices que los italianos. Yo encuentro a los españoles bastante más sombríos". Su propia encuesta se le estampa en los morros. ¿A qué se refiere cuando dice sombríos? Que nos lo explique.
Esa encuesta ve la luz un mes antes de que se decida la sede de los Juegos Olímpicos 2016. Se coloca en primer lugar a Río de Janeiro. Parece exagerado señalar a Río como la ciudad más feliz del mundo, a no ser que alguien crea que la felicidad consiste en los carnavales. Y si Madrid es la sexta ciudad más feliz del mundo, mal debe andar el mundo. Nos quejamos de vicio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 6 de septiembre de 2009