Ariel Dorfman es uno de los grandes dramaturgos contemporáneos. Su teatro, como su vida de exiliado y disidente, transita por el dolor. Pero su inteligencia hace que en ambos territorios no falte el humor, la ironía. Se puede comprobar especialmente en El otro lado, una obra que antes no habíamos visto en Madrid y que esta semana llega al teatro Fernán-Gómez de la mano de tres grandes profesionales a los que da gusto ver en este montaje: Charo López, Eusebio Lázaro y José Luis Torrijo.
Los dos primeros son un matrimonio (ancianizado por encima de las edades de los actores) cuya labor es identificar y enterrar cadáveres que genera una guerra, como todas, innecesaria. El tercero es un soldado que, tras la contienda, establece una frontera imaginaria que pasa por mitad de la cama de la pareja. Una obra en la que se ha mantenido inteligentemente el aroma de teatro del absurdo cercano a Ionesco para hablarnos de cómo romper las fronteras artificiales que nos separan.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 6 de septiembre de 2009