Los técnicos del Consello de Contas manejan los presupuestos iniciales de cada ente público dependiente de la Xunta, pero sólo eso. Se quejan de no poder contar con las liquidaciones posteriores en gran parte de los casos, lo que reflejaría una imagen real de lo realmente comprometido. "Los presupuestos", dice Contas, "son el único documento con relevancia pública en materia económico-financiera que aprueba el Parlamento, que sin embargo no recibe explicación alguna sobre su ejecución".
También hay lugar para otra crítica, fundada en que "el importante crecimiento de estas entidades generó situaciones controvertidas que se pusieron de manifiesto en otros informes, donde se observó la ausencia de fundamentación para su creación, duplicidades en las estructuras administrativas, dimensionamientos inadecuados y, en general, situaciones que cuestionan el principio de economía de gasto que debe presidir la actuación pública y que constata la carencia de criterios normalizados en el diseño del modelo organizativo público".
La transparencia en la financiación del sector público es otro de los elementos que Contas pone sobre la mesa. "Es necesario", señala, "un mayor control con respecto a las disposiciones de pasivos financieros (deuda y subvenciones de capital) por parte de la Intervención Xeral de la Xunta".
Aunque no lo menciona en su estudio, la capacidad de endeudamiento de las empresas públicas se incrementó considerablemente durante esos años. Si en 2001 la deuda era de apenas 13 millones, en 2006 alcanzó los 166. El déficit siguió creciendo hasta los 345 millones actuales.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 7 de septiembre de 2009