Yo creía que tenía buena salud, pero a raíz de la información que nos ofrecen nuestras autoridades sanitarias sobre la gripe A para no alarmarnos, estoy preocupada. Tengo migrañas, hace años pasé una enfermedad autoinmune tiroidea de la que me había olvidado, y creo que me sobran unos kilos, así que, de acuerdo a los criterios utilizados en las personas que sufren complicaciones, soy una enferma crónica. Bien es cierto que haciendo un recuento del resto de la familia, mis compañeros de trabajo y las amistades cercanas, hasta ahora no hemos conseguido aislar un sano. Y menos mal que alguien cayó en la cuenta de que si se reducían las cifras de afectados para que no cundiera el pánico pero contabilizaban a todos los muertos, salía una estadística de infarto.
El caso es que ahora tengo una nueva inquietud. Si nos dicen que se ha exagerado la información, que es una enfermedad leve y no pasa nada, pero que la capacidad de los hospitales se saturará por la pandemia, se aplazarán las operaciones habituales y se reservarán camas de UCI, ¿qué pasará si enfermo de cualquier otra cosa?
Aunque visto lo visto, mejor que nadie me conteste.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 10 de septiembre de 2009