La música para los grandes ballets es un género en sí mismo. Posee espectacularidad, ritmo y un pálpito sensual. También dificultades extremas, como en los casos de las endiabladas Petruchka y Romeo y Julieta. En estas piezas, Ígor Stravinski y Prokófiev no está muy claro a quién deseaban poner en más aprietos: si a los bailarines o a los músicos.
Rosa Torres-Pardo -que las tiene grabadas para el sello Calando- interpretará los dos ballets al piano el martes en el Auditorio Nacional. Será en una cita organizada por Juventudes Musicales. Lo hará acompañada de Rudolf Nureyev y Margot Fonteyn. Ni más ni menos. Porque, al tiempo que ella desgrana las piezas, se proyectarán imágenes históricas de los dos míticos bailarines ejecutándolas.
Será un recital diferente. Torres-Pardo explora lecturas distintas de los clásicos para acercar públicos a las salas de concierto. Lo hace sin dejar de lado el rigor. Ha logrado aportar una visión absolutamente moderna de uno de sus autores de cabecera: Albéniz. Lo ha acercado al jazz, a la poesía, el arte y la danza y ha interpretado su Iberia en un aeropuerto o en estaciones de tren.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 20 de septiembre de 2009