La Audiencia Nacional inició ayer el juicio contra nueve presuntos terroristas acusados de formar una red internacional yihadista vinculada a Al Qaeda, que coordinaba Omar Nakcha y que tenía una célula en Cataluña y otra en Madrid. La fiscal pide para ellos penas que oscilan entre siete y 18 años de prisión.
Nakcha negó todas las acusaciones, pero el supuesto jefe del grupo de Madrid, Djamel Dahmani, que ante la policía y ante el juez detalló minuciosamente los vínculos entre ellos, ayer quiso rectificar y dio explicaciones absurdas, convirtiendo un cursillo de explosivos en una terapia de grupo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 22 de septiembre de 2009