La gloria verdadera suele ser fronteriza de la catástrofe: resultado de la victoria sobre ella. El Eurobasket empezó mal para la selección con la baja de Calderón y la lesión de Pau Gasol a un mes del inicio del campeonato; pareció enmendarse con los partidos de preparación, un paseo militar hasta la inesperada derrota frente a Lituania; y fue a peor en el arranque del torneo, con el desastre ante Serbia.
Una misteriosa simetría hizo que la recuperación se iniciara precisamente en el partido contra Lituania y que culminase en el éxtasis de la final contra Serbia. La frontera entre el fracaso y el éxito se situó entre el cuarto y el quinto partido: cuando, tras la derrota frente a los turcos, el hermano menor de Pau Gasol, Marc, en funciones de niño que dice las verdades, reprochó
al entrenador, Sergio Scariolo, haber improvisado poniendo el destino del partido, ante la jugada decisiva, en manos de un bisoño en lugar de confiar en su más experimentado hermano.
Pau no jugó los partidos de preparación y sólo volvió a hacerlo en el debut frente a los serbios. Lo peor no fue que los balcánicos ganaran por nueve puntos, sino la sensación de confusión que dejó el equipo y la aparente inferioridad del hermano mayor, todavía con el dedo vendado, que falló ocho de los nueve tiros libres y dejó escapar balones fáciles. Los más críticos acusaron a Scariolo de haber desorientado a los jugadores con sus cambios precipitados y un cierto ataque de entrenadoritis, y hasta se pidió públicamente su destitución inmediata.
Y en esto llegó Marc con sus verdades, los jugadores hablaron entre sí, se restableció la armonía y la jerarquía, ajustaron cuentas con Lituania y lo bordaron en los siguientes cuatro partidos. El resultado confirma que la cuadrilla que en 1999 ganó la final del Mundial junior frente a EE UU es ya la mejor selección de nuestra historia: en los cuatro últimos cursos ha ganado un oro y una plata, respectivamente, en el Mundial de Japón y los Juegos de Pekín (sin duda fueron a esas tierras para orientarse); más la plata del Europeo de España de 2007 y ahora el oro del de Polonia. El secreto: mezclar sabiamente la experiencia con la savia nueva; y olvidarse de experimentos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 22 de septiembre de 2009