La pujanza de las jóvenes orquestas hace sonrojar últimamente a los profesionales veteranos. Acudir a un concierto de la Sinfónica Simón Bolívar, el milagro venezolano creado hace más de tres décadas por José Antonio Abreu o del West-Esastern Divan de Barenboim, con sus músicos árabes e israelíes al unísono, es garantía de acudir a una experiencia especial. También escuchar a la Mahler Chamber Orchestra. Ese grupo de 60 músicos de 17 nacionalidades diferentes crece con una calidad a prueba de bombas desde que Claudio Abbado la creara como aspiración del sueño europeo en 1997. Visitan Madrid a menudo con varios directores de prestigio. Esta vez lo hacen junto a Kent Nagano, californiano de origen japonés, que les dirigirá hoy en el Auditorio Nacional en obras de Beethoven -su transcripción para orquesta del cuarteto op 133, Gran fuga-, la sutil y arrebatadora Metamorfosis, de Richard Strauss, y la Primera Sinfonía, de Brahms.
Como experiencia más recogida e íntima, tampoco es tontería acudir mañana a la cita con Anne-Sophie von Otter en el teatro de la Zarzuela. Exquisita y versátil, la mezzosoprano ofrecerá un recital de lied con todas las garantías.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 4 de octubre de 2009