No hay quien pueda en la Liga inglesa con Drogba, que siempre aparece en las grandes citas. Ayer en dos ocasiones, una por cada extremo, para servir dos balones de oro a sus compañeros contra el Liverpool (2-0): el primero lo remató Anelka y el segundo Malouda, ya al final del encuentro. El primer tanto vino precedido por un error en el pase en el centro del campo de Mascherano, que no es el mismo, precisamente, sin Xabi Alonso. Sin el donostiarra, el Liverpool ha perdido mucho control de juego, a la espera de que debute Aquilani puesto que Lucas Leyva pesa poco, poquísimo, en el desarrollo de los partidos.
Mal asistido, Fernando Torres pasó una mala tarde, con poca finura en los controles y en los remates. Sólo en el arreón final, coincidiendo con la entrada vigorizante del israelí Benayoun, el cuadro de Benítez acarició el empate. Chocó, sin embargo, con esa pura roca defensiva que suponen Carvalho y Terry cuando están finos.
Pese a las pretensiones atacantes de Ancelotti, el Chelsea fue el mismo Chelsea de los últimos años: equipo poderoso en las dos áreas, con poca querencia a la elaboración. Los defensas se impusieron a los delanteros en una primera parte muy trabada en Stamford Bridge. Con la creatividad bajo mínimos. Y, ya al filo del descanso, un disparo de falta de Riera, desde unos 30 metros, botó justo antes de que Hilario pudiera, con apuros, desviarlo a córner. El meta portugués suplió con solvencia la baja de Cech, sancionado tras el penalti de la semana anterior que propició la primera derrota de los blues a manos del Wigan de Roberto Martínez.
Tras el pinchazo del Manchester United frente al Sunderland, el Chelsea recuperó ayer el liderazgo de la Liga inglesa.
Cesc, cuatro asistencias
Cesc Fàbregas, de 22 años, dio un nuevo recital para los gunners con una contribución masiva en la victoria del Arsenal ante el Blackburn Roberts: nada menos que cuatro asistencias y un gol en el 6-2 que le endosó al conjunto de Sam Alardyce. Es decir, que participó en cinco de los seis tantos de su equipo. ¿Su gol? Una semivolea con la izquierda después de haber intentado dos pases frustrados que le devolvieron el balón a los pies. Cesc es más que una eminencia para el Arsenal.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 5 de octubre de 2009