Hace unos días, una columna de este periódico destacaba una frase de un dirigente sindical que llamó mi atención y me recordó mis ya hace bastantes años de estudios de economía. La frase venía a decir que más que una reforma laboral, lo que se necesita en España es una "reforma" empresarial.
En nuestro país, el tejido empresarial está formado por una gran mayoría de pequeñas y microempresas. Sus dueños, dirigentes, directivos, etcétera, en bastantes casos adolecen de una verdadera formación empresarial, que les haga ver que para que una empresa funcione bien y tenga vocación de perdurar incluso en momentos de crisis económicas se debe trabajar: reinvirtiendo parte de los beneficios en la propia empresa y no sólo especulando ellos en propiedades y otros instrumentos financieros; pensando en el medio y largo plazo y no sólo en el día a día; teniendo claro que el buen trato a los trabajadores de la empresa en todos los sentidos es fundamental para que ésta sea duradera; aplicando unos márgenes de beneficios no abusivos, no defraudando al resto de españoles, o sea, a la Hacienda Pública... Esta reflexión, que se hacía entre algunos estudiantes de hace años, parece que, por desgracia, sigue en pleno vigor hoy en día.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 5 de octubre de 2009