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350 puestos del mercado de Sant Antoni se trasladan a una carpa el 14 de octubre

Los tenderetes de libros seguirán en la marquesina durante un año

El decano de los mercados de Barcelona, el de Sant Antoni (1882), ultima los detalles para una mudanza provisional, que durará más de cuatro años. A partir del domingo iniciarán el traslado el centenar de puestos de alimentación a la nueva carpa de la Ronda, entre Urgell y Villarroel. Y el martes próximo harán lo mismo los 240 de los encantes a la segunda carpa, desde Villarroel a Casanova. Todos abrirán las persianas de las nuevas instalaciones el miércoles, 14 de octubre. Los únicos que se quedan donde están son los puestos del mercado dominical del libro, que, aproximadamente, durante un año seguirán bajo las marquesinas de Sant Antoni: "no nos moverán hasta que empiecen las obras de reforma del mercado", explicaba el presidente de los libreros, Joan Pascual. Ante el peligro de que ese espacio quede vacío durante toda la semana -y todo lo que ello supone- el eje comercial de Sant Antoni ha solicitado al Ayuntamiento que se puedan organizar desfiles -"el de la moda lo hacen el viernes de la semana próxima", explica Vicens Gasca, del eje comercial de Sant Antoni- a talleres y ferias de todo tipo.

Ayer los operarios se afanaban en terminar las instalaciones de la carpa del producto fresco. "Tendrá que estar lista", comentaba Xavier Viadé, presidente de los encantes. Lo que no está tan claro es la solución final a la carga y descarga. De hecho, habrá varias zonas: en la calle de Urgell, en un tramo de Villarroel y en una parte de Tamarit.

Todos los comerciantes y vecinos de la zona esperan que las obras del nuevo mercado coincidan con la prolongación de la línea 2 del metro porque supondrá pasar del túnel a cielo abierto por la calle de Manso desde Urgell hasta el Paral·lel. "Hemos pedido un compromiso claro a la Generalitat y al Ayuntamiento para que las obras se solapen y que no empiecen con el túnel cuando el mercado esté acabado", apuntaban desde el eje comercial de Sant Antoni. El miedo de comerciantes y vecinos es que la zona esté en obras demasiado tiempo porque eso siempre representa perjuicio.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 6 de octubre de 2009