Tras leer el artículo El resurgir del fascismo, publicado en El País Semanal, uno destaca varios detalles. Aunque primero, si uno tiene una mínima ética y posee algo de humanidad filantrópica se ve profundamente entristecido.
En esos detalles se puede observar cómo a capricho de unos pocos las vidas van y vienen como si fueran artículos de usar y tirar. La vida, que uno se ha labrado poco a poco, las personas que rodean a esa vida, la cultura de esa vida, el esfuerzo. Todo lo que se consigue en una vida se ve arrebatado por unos pocos en un santiamén.
No sé qué mundo es éste en el que un chico es asesinado por un grupo de personas por no darles un cigarrillo. No comprendo por qué matan a una persona por ser homosexual, por tener ciertas creencias, o por ser de otra raza. No entiendo qué falla en este mundo y no sé cómo podemos actuar. No sé cuántas muertes más hacen falta para que dejemos de ignorar cosas como ésta. Y es que como decía Albert Einstein: "La vida es muy peligrosa, no sólo por las personas que hacen el mal, sino, y sobre todo, por las que se sientan a ver lo que pasa". Quizás como mínimo deberíamos dar cuenta a estos problemas, intentar solucionarlos y, más importante aún, prevenirlos con la educación. Porque ninguna idea, creencia u opinión vale más que una vida.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 8 de octubre de 2009