Holanda se hizo ayer con el control del banco DSB, acosado por problemas de liquidez y solvencia. "Estaba en peligro su supervivencia a corto plazo", señaló el banco central holandés en el comunicado donde anunciaba su intervención para evitar la quiebra. La decisión de tutelar DSB llegó después de que fracasara un intento de rescate negociado durante el fin de semana y encabezado por un consorcio formado por ING, SNS Reaal, Rabobank, Fortis y ABN Amro. La operación se vino abajo cuando el regulador bursátil holandés anunció que investigaría el sistema de concesión de créditos a bajo interés del banco.
DSB presentaba un balance de 8.000 millones de euros y ofrecía créditos e hipotecas más asequibles que sus competidores unidos a pólizas de seguro muy altas. El sistema hacía que muchos clientes se vieran obligados a pedir más dinero prestado del que podían devolver. "El banco se ha metido en líos", resumió Wouter Bos, ministro de Finanzas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 13 de octubre de 2009