"La entidad en la que entre Unicaja será una entidad sometida al régimen general y no a ningún tipo de particularidades, singularidades, especialidades o especificidades". Braulio Medel, presidente de Unicaja, no está dispuesto a fusionarse de cualquier manera. La caja malagueña tiene ahora abiertos dos procesos de unión: uno con Caja de Jaén, que está más avanzado, y otro con Cajasur, que en los últimos días se ha enturbiado. La razón de los problemas surgidos entre Unicaja y Cajasur, dominada por la Iglesia, han sido los privilegios para los canónigos incluidos en un primer borrador de la reforma de la ley de Cajas. Tras los problemas generados, el Gobierno andaluz ha retirado esos privilegios.
Según Medel, la ley de Cajas tampoco "debe asfixiar el principio constitucional de libertad de empresa y autonomía empresarial". El presidente de Unicaja afirmó que "una ley no puede ser o sustituir a los estatutos o al manual de funciones de una empresa porque se vería constreñida en su funcionamiento; una ley deber ser lo suficientemente genérica para que permita ese ámbito de autonomía empresarial". En su opinión, "en cualquier fusión y regulación tiene que quedar claro que una empresa es una empresa; no caben muñecas rusas donde dentro de una empresa hay otra y dentro de ésa, otra".
Por su parte, el presidente andaluz, José Antonio Griñán, se mostró ayer también en contra de que los canónigos mantengan los privilegios en la futura entidad porque la "ley es igualdad para todos". Griñán explicó que en cualquier bosquejo de algo que se quiere llegar a conseguir, en referencia a la reforma de la ley de Cajas, se ponen sobre la mesa las propuestas que han hecho las partes. Según fuentes del proceso de fusión, la Iglesia fue la que pidió que sus curas mantuvieran las prebendas en la nueva entidad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 16 de octubre de 2009