Un nuevo ataque contra las fuerzas de seguridad iraníes en el que murieron tiroteados dos policías se produjo el lunes por la noche en Iransahr, en la provincia de mayoría suní de Sistán-Baluchistán, un día después de que un suicida matase en Pishin, en la misma región, a 42 personas, 15 de ellas pertenecientes a la Guardia Revolucionaria. La noticia del ataque del lunes no se conoció hasta ayer, cuando fue difundida por la agencia semioficial Mehr, que no dio más datos y no precisó si existía alguna conexión con el ataque a la Guardia Revolucionaria, el cuerpo de élite del Ejército, perpetrado por la guerrilla suní Jundollah en Pishin.
Tres supuestos autores del atentado del domingo han sido arrestados, según declaró un fiscal de Sistán-Baluchistán a la agencia Fars. Esta provincia del sureste iraní, limítrofe con Afganistán y Pakistán, se ha visto desestabilizada por una creciente violencia alimentada por la insurgencia suní y el narcotráfico.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 21 de octubre de 2009