Es curioso ver cómo tergiversa la realidad en su artículo Colombia se mira en el espejo el embajador Carlos Rodado Noriega, miembro de esa clase política que tanto daño le ha hecho al país en los últimos 50 años: los políticos sin vocación de servicio a la comunidad.
Cuando habla de la abstención electoral en Colombia, no menciona la causa real: la desilusión progresiva ante la clase política que ha ido desangrando al país año tras año. Habla también de la independencia de las instituciones colombianas; pero con el presidente Uribe, Colombia se ha convertido en el modelo del transfuguismo.
Es un país gobernado por un mismo grupo de familias desde hace 50 años. ¿Para quién es el crecimiento económico del que habla? Para el pueblo, no; la pobreza absoluta es del 42%; las estadísticas contabilizan como empleado al que limpia los vidrios de los coches en un semáforo. La cobertura de salud del 90%, ¿es real o teórica?
Colombia es preciosa y el pueblo colombiano es emprendedor, pero sus políticos son de lo más corrupto que hay; su vocación de servicio a la comunidad es nula. Lo demuestra la existencia de un Congreso con más de 30 congresistas investigados.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 21 de octubre de 2009