El ultimátum que los tres barones provinciales del PP valenciano lanzaron el pasado jueves al presidente Francisco Camps para que se deje de enroques, depure las responsabilidades políticas que procedan por el caso Gürtel e impulse su Gobierno, paralizado desde que estalló el escándalo, ha caído como una bomba sobre el ya frágil liderazgo de Camps.
El efecto ha sido tan demoledor que, tres días después de que los presidentes provinciales del PP en Castellón, Carlos Fabra; Alicante, José Joaquín Ripoll, y Valencia, Alfonso Rus, se reunieran en Castellón para forzar al presidente a acometer cambios en el partido y en el gobierno, éstos se vieron obligados ayer, para contener la oleada de especulaciones, a difundir un comunicado público de apoyo a Camps. "Ante la multitud de interpretaciones aparecidas sobre la reunión, queremos mostrar nuestro total apoyo al presidente del PP y de la Generalitat", señala el escueto texto.
Los presidentes provinciales del Partido Popular coincidieron en el análisis de la situación. Antes de Navidad, Camps debe remodelar el Consell, convocar un comité ejecutivo regional que nombre al sustituto del defenestrado secretario general, Ricardo Costa, y consultar con ellos el futuro portavoz en las Cortes Valencianas.
Creen que la situación es insostenible. El escándalo de los trajes, la supuesta financiación irregular, la surrealista defenestración de Ricardo Costa y la mala gestión que ha hecho Camps de toda esta crisis exigen, a los ojos de los tres barones, una reacción inmediata.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 26 de octubre de 2009