Ricardo Costa logra ser protagonista incluso cuando no se lo propone. Después de la bomba que soltó con su comunicado hace dos semanas, en el que preguntó en público por qué se le quería destituir, si él siempre obedeció órdenes de Francisco Camps y Mariano Rajoy, ha guardado silencio e incluso ha evitado acudir al Parlamento autónomo. Pero ayer, según la versión oficial, se encontró en un hotel de Madrid con Ana Mato, vicesecretaria de organización.
Costa acude todos los lunes a Madrid porque está haciendo un máster, y acudió a ese hotel poco después de concluir las clases. Mato tenía allí una comida. Ambos se cruzaron y aprovecharon la circunstancia, siempre según la versión oficial, para una charla amistosa de unos minutos.
Obviamente, aunque no era una reunión formal entre un secretario regional destituido y su jefa en la dirección nacional, se habló del asunto que ocupa al PP en las últimas dos semanas y tiene como protagonista a Costa.
Fue una conversación relajada, con muchas bromas, según algunos dirigentes que supieron de ella. Costa explicó a Mato que ya ha enviado a la dirección nacional todos los papeles sobre su declaración de la renta, sus créditos o la forma en que compró su coche. Y aún está esperando que el Comité de Derechos y Garantías le reciba. Costa insiste en que, según pudieron comprobar más de 90 miembros del Comité Ejecutivo regional y quedó reflejado en el acta de la reunión, él sigue siendo secretario general y ha suspendido temporalmente sus funciones mientras la dirección nacional le investiga.
Mato le explicó que, para la dirección nacional, suspender en sus funciones es lo mismo que dejar de ser secretario general. Hubo bromas con la interpretación semántica de todo el embrollo. Costa defendió su honorabilidad, su confianza en que la documentación que ha enviado resuelva todas las dudas, si las hubiera, de la dirección nacional, y la situación se pueda reorientar con el tiempo para que él pueda volver a la primera fila. Mato, que, como Javier Arenas, tiene una posición más suave en este asunto que la de Dolores de Cospedal, no descartó nada si al final el caso Gürtel queda judicialmente en nada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 27 de octubre de 2009