Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
Análisis:EL ACENTO

Cuatro a cero

Viste camiseta amarilla y juega en Segunda B: el Alcorcón es un equipo disciplinado, con ideas y bien armado. El que va de blanco es el nuevo Real Madrid de Florentino Pérez, un equipo que ha costado 250 millones de euros: juega un fútbol cansino, desordenado, sin energía. El martes se enfrentaron en los dieciseisavos de final de la Copa del Rey, y hubo goleada. A la proeza le han dado ya el nombre de Alcorconazo y no es más que la enésima versión de la historia del pequeño que derrota al gigante, David contra Goliat. Para resumirlo en cifras: 4 a 0.

Al Alcorcón le salió todo bien. El portero paraba, los defensores defendían y los centrocampistas armaban bien las jugadas y abrían la pelota hacia los flancos, donde unos furiosos delanteros se precipitaban hacia la portería rival hambrientos de gol. Todo lo que hacían tenía sentido y se notaba que habían entrenado para entenderse como grupo y que no habrían de rendirse ante el coloso. Al Real Madrid no es que sólo le saliera todo mal (eso sería perdonable): es que desde el comienzo de temporada tiene un aire de andar perdido como equipo que sólo salvan los destellos de genio de sus inmensos futbolistas. Maniatados por el coraje avasallador del Alcorcón, los jugadores del Madrid no supieron qué hacer.

Corrieron, se afanaron, se diría incluso que lucharon, pero parecían medio dormidos, en otra cosa, confusos. Como otras veces. Así que pidieron perdón, cuando no lo hicieron todas las veces anteriores que jugaron igual de mal (o peor). Los aficionados se estaban haciendo ya a la idea de que las consignas dadas al nuevo equipo de Florentino eran ésas: vagar como sonámbulos por el campo durante todo el partido, que Casillas parara todo lo que hay que parar y que el resultado se resolviera a favor con algunas de esas deslumbrantes maniobras de sus estrellas. Pero no sólo de estrellas está hecho el firmamento del fútbol.

El talonario como concepto central, y el brillo de unos pocos, puede oscurecer (hasta borrarlo) el juego del grupo. El Alcorcón puso disciplina, pasión y rigor de equipo frente al modelo del Madrid. Ganó por goleada. Valdano dijo que van a estar unidos y que van a ser humildes y otras cosas bonitas. Lo que no dijo es que vayan a jugar al fútbol. Mala señal.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 29 de octubre de 2009