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Reportaje:

Comunidad internacional

El Cuerpo Consular de Bilbao celebra su 85º aniversario en el Euskalduna - La ciudad alberga delegaciones de 45 países

El peso estratégico y comercial del puerto de Bilbao y su potente desarrollo industrial posterior a finales del siglo XIX convirtieron a la capital vizcaína en un potente imán para la comunidad internacional, que empezó a enviar a la villa un creciente número de representantes de países de todo el mundo. En 1924, dos aquellos delegados, Juan José Martínez Santos, cónsul de Uruguay, y Antonio Martínez Arias, de El Salvador, decidieron asociarse y fundar el Cuerpo Consular de Bilbao, que hoy, 85 años después, cuenta con 45 miembros. Las dos últimas incorporaciones, los cónsules de Rumania y Marruecos, responden a la progresiva consolidación de la capital vizcaína como ciudad receptora de inmigrantes.

"Bilbao es una pequeña, pero inmensa urbe en su grandeza y manera de vivir"

"Es preciso ser neutral y estar por encima de disquisiciones ideológicas"

Los cónsules representan a la Administración de su país en el extranjero, pero en la práctica suponen mucho más. Se convierten en un apoyo incondicional para sus compatriotas, que "venden" además sus naciones a la "abierta" y "acogedora" sociedad bilbaína, en palabras de la actual decana del Cuerpo Consular, Yolanda Rojas, representante de Venezuela.

Entre sus funciones se encuentra establecer y renovar pasaportes, visados y otros documentos oficiales; inscribir nacimientos, defunciones, matrimonios, divorcios y adopciones; prestar asistencia y ayuda financiera a sus compatriotas indigentes o en otras situaciones de emergencia, y velar por los conciudadanos detenidos o encarcelados.

A veces pueden darse conflictos que van más allá de lo estrictamente administrativo. Tal fue el caso de Carlos Lerchundi, actual secretario del Cuerpo Consular, quien llegó a pedir su renuncia como representante de Suráfrica cuando se desató la Guerra de las Malvinas, que enfrentó al Reino Unido con Argentina. Lo hizo por motivos "éticos", ya que su madre es británica y Suráfrica apoyaba a Argentina.

Yolanda Rojas recuerda también la importante labor humanitaria que desarrollaron los cónsules durante la Guerra Civil.

La independencia ideológica resulta básica para la labor de cualquier cónsul. "Es preciso ser neutral, evitar cuestiones que generen fricción política internacional y estar por encima de disquisiciones ideológicas", señala Lerchundi.

Los miembros del Cuerpo Consular, que celebraron anoche su aniversario en el Euskalduna, se reúnen una vez al mes para abrir un espacio de "socialización" entre ellos y con representantes de la sociedad bilbaína. La decana apunta que el hecho de estar asociados facilita su integración en la ciudad, porque a veces el proceso de adaptación resulta duro, y sirve de apoyo a la hora de resolver dificultades o dudas y compartir vivencias.

Rojas alaba la "pequeña, pero inmensa urbe" que es Bilbao, "en su grandeza, manera de vivir y capacidad de superar dificultades".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de octubre de 2009