A Rafael Yuste -65 años-, sus propios clientes le dicen que ya no acuden a su tienda por las obras. Los más despistados, al entrar en su paraíso de corbatas y trajes de confección, le sorprenden con un "si lo llego a saber no vengo". El negocio de Yuste, Rafael Sastrería, lleva 25 años midiendo y cortando trajes para hombres de negocios y políticos. El sastre suelta con orgullo el nombre de alguno de sus clientes, como el del ex presidente Aznar. Pero los buenos tiempos ya pasaron.
"Primero fue crisis, que machacó el consumo", comienza el sastre. "La puntilla han sido las obras. Han eliminado a la gente de la calle". Yuste, que recibe a los clientes de impecable traje y pañuelo asomando por el bolsillo, explica que la suya era "una empresa sólida", que vendía trajes de 1.000 euros a clientes fijos. La crisis, el comerciante, ya se la vio venir. Pero, con la calle levantada y los problemas de acceso para coches, su establecimiento acabó vaciándose. "Ha sido determinante para no poder soportarlo", opina. "Me han obligado al cierre total del negocio".
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 2 de noviembre de 2009