Dicen las encuestas que la corrupción de los políticos preocupa más que el propio terrorismo. A mí personalmente me preocupan más estas opiniones. En España hay miles de personas que se dedican a la cosa pública y, que sepamos, es un escaso 1% el que se ve o está implicado en asuntos sucios, o a lo peor son muchos más y esos mismos que opinan sobre su actividad conocen sus hechos delictivos y no sólo no los denuncian, sino que además les votan.
Sinceramente, sí que es preocupante que cualquier conversación entre dos o más personas sobre este tema acabe siempre, o casi siempre, con la misma frase de uno, o de varios, de los conversadores: "Claro que yo haría lo mismo". Citando a Benavente: "Ya tenemos el corrupto, ahora nos falta el dinero". Según se deduce de estas conversaciones, que se escuchan en cada bar o café, hay en España más presuntos corruptos sin estrenar que políticos corrompidos en activo.
Conozco la Administración, he trabajado para ella durante más de ocho años y nunca vi a nadie extender la mano, y aunque se presentían algunos "chanchullos" eran siempre de las minorías comprendidas en ese escaso 1% que he citado al principio.
En definitiva, hay corruptos, no tantos como algunos titulares nos hacen creer, pero tanto mal como ellos hacen los que conociéndolos no los denuncian e incluso hasta los votan.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 7 de noviembre de 2009