Ha resultado cuando menos curioso, aunque siempre indignante, presenciar el lamentable circo que se montó en torno a quién iba a ocupar la presidencia de Caja Madrid. Cual aves de presa, los políticos disputan por el poder, siendo conscientes de que controlando la banca aseguran su perpetuidad, pues la financiación de sus partidos está en juego (no olvidemos que la deuda de los partidos con entidades de crédito supera los 144 millones de euros).
Cada día estamos más hastiados de la clase política, que nos demuestra que no sirve a la sociedad sino más bien todo lo contrario. Y yo me pregunto: ¿cómo podemos dejar que, además, esta gente maneje nuestro dinero?
Lo más bochornoso de todo esto es que la sociedad asiste impasible al show. Quién recuerda ahora que el origen de las cajas de ahorro está vinculado históricamente a los montes de piedad, instituciones de tipo benéfico creadas para fomentar el ahorro entre las clases más humildes. Sería una auténtica paradoja que los más indefensos dejasen manejar sus escasos ahorros al libre antojo de los más poderosos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 16 de noviembre de 2009