En las publicaciones de su diario sobre el mensaje anual del presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, asombra una visión de que su propósito es "modernizar al país sin más democracia". Los autores han dejado pasar el verdadero "hilo conductor" del discurso presidencial. Este último consiste en una profunda modernización tanto de las bases económicas y tecnológicas como de las instituciones democráticas de Rusia. El presidente ha formulado públicamente 10 propuestas concretas con el fin de garantizar la mayor transparencia de los procesos políticos y electorales y la máxima representación de todos los partidos y movimientos en los órganos del poder federales y regionales.
Resulta no menos extraño desestimar la indudable claridad y franqueza del discurso presidencial, un análisis duro y hasta implacable que hizo el presidente Medvédev sobre el tema de la corrupción en Rusia, reiterando el compromiso de afrontarla al fondo.
A la luz de todo eso, no parece correcto presentar el discurso como un "escapismo de los problemas reales". Tal enfoque es realmente incomprensible y no hace más que crear entre sus lectores una imagen de Rusia distinta de lo que es y pretende ser.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 17 de noviembre de 2009