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Crítica:MÚSICA

Ruido trémulo

Son cinco, provienen de Brooklyn y entre todos suman pocos años más que un presidente de RTVE. Si eres joven, desenfadado, más o menos ruidoso y te haces llamar Los dolores de ser puro de corazón, la modernidad ha de caer rendida, necesariamente, a tus pies. Y así está sucediendo con estos jóvenes de piernas escuálidas, flequillos rebeldes y coartada exótica con esa teclista oriental, Peggy Wang-East, que también asume unas muy lánguidas segundas voces.

Aún se muestran muy sosainas sobre las tablas y nada hace pensar que descubran la pólvora, pero esas guitarras marrulleras del noise pop suministrado de tres en tres minutos siempre gozaron de predicamento. Ellos asimilan la fiereza de My Bloody Valentine con la vocación más lírica de los Smiths (en la estupenda A teenager in love) o Teenage Fanclub, así que es difícil sustraerse a la impresión de que tienen su encanto.

THE PAINS OF BEING PURE AT HEART

Circo Price. Festival Heineken Greenspace. 1.500 espectadores. Madrid, 18 de noviembre.

Estos corazones puros suenan sucios en la parte instrumental y trémulos con esa vocecita sepultada por los decibelios que se gasta Kip Bergman. Les falta repertorio, pero cuando aciertan con algún trallazo, como This love is fucking right!, se les intuye un largo camino por delante. No será por falta de tiempo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 19 de noviembre de 2009