Después de la intensidad emocional de una película áspera e inclemente como Revolutionary road, el director británico Sam Mendes (Reading, 1965) ha optado por relajarse un poco y abordar una historia que, pese a tener cierta relación con la anterior, cuenta con un trasfondo mucho más suave y, sobre todo, positivo. En Un lugar donde quedarse, que se estrena hoy en España, también hay una pareja de treintañeros en busca del sentido de la vida, aunque las perspectivas y los planteamientos de futuro son mucho más positivas que en Revolutionary road. La nueva película de Mendes es una road movie pequeña, en el mismo espíritu de Pequeña Miss Sunshine. Destila el mismo tipo de optimismo que sobrevolaba por Juno, y en ella, pese a las crisis que viven sus protagonistas, el trasfondo deja buen sabor de boca. "Supongo que por eso quise hacerla. Necesitaba algo que sirviera de antídoto a Revolutionary road, en la que estuve inmerso demasiado tiempo y que me consumió muchísima energía emocional", explica Mendes en conversación telefónica desde Londres.
"Mi película ha tenido un 70% de críticas positivas, así que me conformo"
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El director británico, que se hizo un nombre en los teatros del West End londinense y quien tras su debut en Hollywood con la brillante American beauty se ha convertido en uno de los realizadores con más personalidad de la industria a golpe de buenos títulos como Camino a la Perdición o Revolutionary road, se enamoró al instante del guión de Un lugar donde quedarse, firmado por Dave Eggers y Vendela Vida. "Conocía su trabajo literario y siempre me había gustado y este guión era exactamente lo que me hacía falta, una historia original y pequeña, sin pesimismos, concebida para hacerse sin mucho dinero, sin grandes estrellas y sin las expectativas que vienen unidas a una gran producción".
Protagonizada por John Krasinsky y Maya Rudolph, Un lugar donde quedarse narra la historia de una pareja de treintañeros que tras quedarse ella embarazada deciden viajar por Estados Unidos. Padre de dos hijos, Mendes se sintió conectado de inmediato a la crisis personal en la que entra la pareja tras conocer el embarazo. "Creo que el verdadero paso entre la juventud y la edad adulta no llega hasta que uno tiene un hijo. Hasta ese momento nadie crece. La vida deja de ser una aventura constante y empiezas a lidiar con otras responsabilidades. Es un momento crítico y difícil y esta película trata de explorar cómo se enfrenta con ello una pareja que, como todas, tiene que aprender a digerir lo que se les viene encima", afirma Mendes.
Después de haberse llevado un Oscar con American beauty pero haber sido vapuleado con títulos como Jarhead, Mendes dice haber aprendido a no sufrir con las críticas. "Me encanta Internet porque existen cosas donde te dicen el porcentaje de opiniones positivas y negativas. Mi película ha tenido casi un 70% de críticas positivas, así que me conformo".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 20 de noviembre de 2009