Cuando uno piensa que Tasio ha cumplido ya 25 años, que ese canto de libertad, de amor a la tierra y a la vida tiene ya cinco lustros, que las cosas han ido a peor y que aquella reflexión humana -porque bajo la vida de un carbonero navarro, que además de crear ese combustible se dedica a la caza furtiva y que defiende su independencia por encima de todo, hay un mensaje de humanismo- parece no haber calado en la España del siglo XXI, podría desanimarse.
Montxo Armendáriz debutó en la ficción con Tasio, pero tenía suficiente experiencia visual y había rodado un mediometraje documental tres años antes sobre el mismo tema: Carboneros de Navarra. Tasio existió, y vio el rodaje y defendía con ardor su libertad. Esta semana la Academia de Cine (Zurbano, 3) dedica sus proyecciones a Armendáriz (Tasio se proyecta mañana lunes, a las 19.00), que no deja de ser un Tasio del cine, de bregar con todos por su libertad creativa. Ninguno de estos dos Tasios -la película y su creador- han envejecido. Es buen momento de volver a Tasio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 22 de noviembre de 2009