Woody Allen eligió a Humphrey Bogart. Ken Loach ha preferido a Eric Cantona. El mito de la cultura popular (el cine, el fútbol), ensalzado hasta la categoría de ángel de la guarda que vela por la existencia de un alma en pena necesitada de cariño y consejo. La figura, diseñada por Allen en Sueños de un seductor, de la que fue escritor y protagonista, es rescatada por Loach y su guionista, Paul Laverty, en Buscando a Eric, una regocijante comedia dramática de aire social, espíritu libre, toque de fábula onírica y aroma futbolero.
Laverty y Loach han recuperado el tono de Mi nombre es Joe, una de sus grandes colaboraciones, y han calcado su estructura dramática. Así, un secundario acosado por el lumpen criminal, con el que el protagonista mantiene fuertes lazos de unión, obliga al antihéroe cotidiano en plena salida del barro a introducirse de nuevo en él para ejercitar una última acción que salve al compañero. Sin embargo, al contrario que en aquella película de 1998, Loach parece acechado por un nuevo estado de excitación y Cantona, ex futbolista del Manchester, imprevisible dentro y fuera del campo, le lleva de la mano para componer un desenlace a lo Frank Capra basado en la amistad y la buena voluntad. Puede que, como ya le ocurría a Mi nombre..., sean innecesarias las visualizaciones de las historias del pasado, pero se trata de detalles menores en una obra de efervescente entusiasmo, culminada con una de esas maravillosas jugadas colectivas que inmortalizan el fútbol, que inmortalizan la vida.
BUSCANDO A ERIC
Dirección: Ken Loach.
Intérpretes: Steve Evets, Eric Cantona, John Henshaw, Stephanie Bishop.
Género: comedia. Gran Bretaña- España, 2008.
Duración: 119 minutos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 27 de noviembre de 2009