El primer ministro británico, Gordon Brown, confirmó ayer el inminente envío de otros 500 soldados británicos a Afganistán en diciembre. En una comparecencia parlamentaria, Brown subrayó en Londres que otros ocho países de la coalición aliada se han mostrado dispuestos a enviar efectivos, y justificó su decisión en que Reino Unido puede asumir la misión con el equipamiento y los vehículos necesarios para el esfuerzo bélico.
Este último punto resulta especialmente sensible para la opinión pública británica, porque la prensa ha venido insistiendo en que la falta de material adecuado contribuye a nutrir la cifra de bajas, un argumento que el Ministerio de Defensa no logró rebatir con convicción en su momento.
Londres ya había comprometido en verano el envío de otro medio millar de tropas, pero en septiembre el dirigente laborista supeditó su promesa a que el reelegido presidente afgano, Hamid Karzai, mostrara un pulso firme ante la corrupción que caracterizó su primer mandato. El contingente de Reino Unido ascenderá a 9.500 soldados, 10.000 si se incluyen los miembros de las fuerzas especiales británicas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 1 de diciembre de 2009