El Congreso de EE UU y los aliados de la OTAN recibieron ayer con escepticismo los nuevos planes del presidente Obama para Afganistán. Su objetivo de ganar la guerra en 18 meses, cuando no ha sido posible en ocho años, fue puesto en duda por demócratas y republicanos. Francia y Alemania se mostraron reticentes al envío de más soldados.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 3 de diciembre de 2009