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Final de la Copa Davis

El misterio del dobles checo

Paseando entre luces color azul zafiro, Lucas Dlouhy parece un hombre perdido. Está en un lugar exclusivo, reservado para los mejores de su deporte. Es el O2 de Londres. Es la Copa de Maestros. Es el torneo que reúne a la élite del tenis. Ahí está Dlouhy por derecho propio: es el número seis de la especialidad de dobles, además del campeón del Abierto de Estados Unidos y de Roland Garros en 2009, trofeos que ganó con el indio Paes.

Dlouhy se paseaba la semana pasada por esos pasillos y no parecía sentirse nada del otro mundo. Quizás pensaba en lo que se le venía encima. En la final de la Davis contra España. Y en que en toda su carrera no ha disputado más que dos partidos de dobles para su país, ninguno en 2009.

Un rumor estupefacto, en consecuencia, recorrió el Palau Sant Jordi cuando Jaroslav Navratil, el capitán checo, que parece recién salido de una fábrica metalúrgica del Este, con su pelo plateado cubriéndole la nuca, anunció que hoy, en el dobles (16.00, TVE-1), jugarán Dlouhy y Jan Hayek contra Fernando Verdasco y Feliciano López.

"Me ha sorprendido bastante, la verdad", admitía Albert Costa, el seleccionador español; "pero yo creo que, al final, el dobles lo van a jugar Stepanek y Berdych. Aun así, tanto Dlouhy como Hajek son muy buenos jugadores y forman una pareja muy compacta". Navratil, sin embargo, prefiere otra etiqueta, la del peligro. Ésa va con otra pareja. Francia tiene un gran equipo. Argentina, finalista en 2008, también. Croacia era uno de los favoritos para el título. Ninguna de esas selecciones, sin embargo, fue capaz de imponerse esta temporada a Stepanek y Berdych, acostumbrados a jugar a las sorpresas porque nunca son anunciados como la pareja oficial y siempre juegan. Nunca han perdido en la Davis. Tienen una ventaja competitiva: Berdych posee un cañón en el brazo y Stepanek se mueve en la red como un gato.

"Los españoles también tienen una pareja muy fuerte, que juega junta en el circuito", analizaba Navratil; "decidiré en función de lo que pase el primer día [por ayer]". Se puede cambiar de jugadores hasta una hora antes del partido. Es probable que hoy vuelva a hacerlo, al menos con un componente de dobles y en función del cansancio acumulado ayer por sus jugadores de individuales. Le esperan dos zurdos españoles, un jeroglífico para los rivales, a los que obligan a un cambio radical de la estrategia. No es lo que piensa Dlouhy: "No hay tanta diferencia una vez que te acostumbras a sus servicios". Para él, es fácil decirlo. Si juega, será porque a Berdych o a Stepanek les ha podido el dolor o el cansancio.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 5 de diciembre de 2009