Se les llena la boca a la mayor parte de los políticos, de los empresarios y de los medios de comunicación de la necesidad imperiosa de llevar a cabo otra reforma laboral como premisa imprescindible para hacer frente a la crisis económica. Todas las crisis económicas las resuelven con unas nuevas reformas laborales. Los trabajadores no son nunca responsables de las crisis económicas y, sin embargo, son los salvadores y perdedores de todas ellas. ¿Quiénes han sido los culpables de esta crisis en nuestro país? ¿Algunos de ellos han pagado por ello? ¿Dónde se esconden los beneficios que consiguieron esquilmando nuestros bolsillos? Todo se resuelve con trabajar menos horas y cobrar menos sueldo, despidiendo trabajadores injustamente las grandes empresas que tienen grandes beneficios aun en la actualidad, pidiendo emboscadamente el despido libre, aceptando ERE injustos...
¿Por qué no una reforma política? ¿Por qué no una reforma empresarial? ¿Por qué no piensan en los que han perdido su empleo, en los que ya no cobran el paro, en los que cobran un mísero sueldo, en los que cobran una mísera pensión? ¿Será posible que algún día haya justicia en este mundo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 5 de diciembre de 2009