España
Tensión entre España y Marruecos
La Fiscalía dio ayer un primer paso para mitigar la situación médica de Aminetu Haidar, en huelga de hambre desde hace 23 días: pidió al juez que ordene la práctica de análisis médicos a la activista saharaui. El motivo es aclarar la discrepancia entre los distintos informes médicos sobre su estado y determinar si es preciso actuar porque su vida corre peligro.
Durante la jornada de puertas abiertas de ayer en el Congreso -con motivo del 31º aniversario de la Constitución-, un grupo de ciudadanos aprovechó su visita al hemiciclo para exhibir desde los escaños lemas en apoyo de la saharaui Aminetu Haidar. Empleados de la Cámara retiraron los carteles de protesta tan rápido como pudieron, pero fueron más lentos que las cámaras.
Para combatir sus problemas de inseguridad e inmigración clandestina España tiene un interlocutor privilegiado: Marruecos. Y sería una lástima que el caso de Aminetu Haidar perjudicase esta relación fructífera. Éste fue, en sustancia, el mensaje que lanzó ayer en Bruselas el ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Taieb Fassi-Fihri, durante la reunión del Consejo de Asociación entre la Unión Europea y Marruecos.
La pregunta sobre si se puede alimentar forzosamente a Aminetu Haidar, pone en serios aprietos, al menos de entrada, a casi todos los expertos consultados, por la complejidad de su situación. Tampoco existe una opinión uniforme sobre si la sentencia sobre los 82 grapos en huelga, que fueron alimentados contra su voluntad en 1990, se puede aplicar ahora.
En noviembre de 1989, 60 de los 82 presos del Grapo que había en cárceles españolas se declararon en huelga de hambre contra por la política de dispersión aplicada por el Gobierno socialista. Uno de los presos, José Manuel Sevillano, murió el 25 de mayo de 1990 tras 175 días de ayuno.
El pasado 15 de noviembre, a las 10.15, Aminetu Haidar, saharaui de 43 años, se presentó en la comisaría del aeropuerto de Lanzarote acompañada por dos abogadas españolas y un intérprete. Llevaba ya un día y una noche en sus instalaciones después de que, la víspera, la policía marroquí le retirara el pasaporte, la subiera a la fuerza a un avión en El Aaiún (Sáhara Occidental) y la mandara a la isla canaria.
La casa de Aminetu Haidar está situada en el barrio de Zemla, uno de los más humildes de El Aaiún (Sáhara Occidental). Frente a ella, una furgoneta de la policía marroquí y varios agentes de paisano cierran el paso a los periodistas. En el interior de la vivienda, Darya Mohamed Fadel, de 57 años, madre de la activista saharaui, cuida de sus dos nietos, una niña de 15 años y un niño de 13.
Documentos de una operación fallida
El Ministerio de Exteriores sostiene que obtuvo autorización técnica para el vuelo en el que Haidar debía regresar a El Aaiún, aunque en el último momento el Gobierno de Marruecos denegó el permiso. A la izquierda figura la lista de ocupantes del avión: dos tripulantes y seis pasajeros.
Documentos de una operación fallida
Francisco Javier Velázquez, director general de Policía y Guardia Civil, firmó el pasado viernes, 4 de diciembre, una "autorización excepcional" para que Aminetu Haidar pudiera volar a El Aaiún. El vuelo fue finalmente abortado por Marruecos. En la resolución (arriba), Velázquez recordaba que la ONU ha pedido el regreso de Haidar y alegaba que la saharaui "es residente legal en España y como tal tiene plena libertad de circulación".
El juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, que instruye el caso Pretoria, acordó ayer dejar en libertad bajo fianza de un millón de euros a dos de los principales implicados: el ex consejero de CiU durante los gobiernos de Jordi Pujol, Macià Alavedra, y el ex secretario general de la Presidencia del propio ex presidente de la Generalitat, Lluís Prenafeta.
Cuatro agentes de una patrullera de la Guardia Civil fueron retenidos ayer por la policía de Gibraltar cuando los agentes uniformados del instituto armado se adentraron en aguas del puerto del Peñón durante la persecución en caliente, según la jerga policial, de una supuesta lancha de narcotraficantes.
El pasado 17 de noviembre una patrullera española descubrió a una embarcación de la Royal Navy (la P284, en la imagen) recogiendo una boya con una bandera rojigualda que habían usado como blanco. Londres tuvo que disculparse, ya que, según los soldados españoles, los británicos habían ametrallado la bandera.