A veces pasa. Repentinamente un artista pasa de ser una persona normal a convertirse en algo que se trata como parte del patrimonio nacional. Joaquín Sabina, jienense de 60 años, es el ejemplo más claro. Durante años se le miró con distancia. Sí, era un buen letrista y nadie discutía su capacidad para contar historias callejeras, pero se menospreciaba su capacidad para interpretar y sus, digamos, cualidades musicales. Hasta que en algún momento indeterminado aquello cambió. Fue después de editar, hace ya diez años, 19 días y 500 noches, disco producido por el ex Tequila Alejo Stivel, éxito sin parangón y momento en que se concedió a Sabina la patente de corso para hacer el pirata como le diera la gana. Y en esas está: Vinagre y Rosas, su nuevo álbum, ya ha vendido más de 100.000 copias y la gira está siendo un exitazo. El martes, a las 22.00, será uno de los momentos culminantes de ese tour en el Palacio de Deportes. Las entradas se cotizan ya en el mercado secundario a 150 euros... y subiendo. Si alguien considera que es un exceso, el jueves 17, otro cantautor, el irlandés Neil Hannon (más conocido como Divine Comedy), actúa en El Sol. Y no es para nada una mala opción.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 13 de diciembre de 2009