En la página web del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, se ruega una lectura atenta de una serie de recomendaciones para aquellas personas que viajen a Mauritania.
Como resumen a una larga lista de consejos sobre la falta de seguridad en dicho país, se dice literalmente: "se mantiene la situación de amenaza terrorista con alto riesgo de eventuales atentados y secuestros, por lo que se recomienda extremar las precauciones". Asimismo se hace la siguiente advertencia: "El Estado no resultará responsable en modo alguno ni por ningún concepto de los daños o perjuicios que, tanto por la observancia como por desconocimiento o no atención de la recomendación, pudieran ocasionarse a personas o bienes, no considerando dicha recomendación título que ampare reclamación alguna en tal sentido".
La labor humanitaria realizada por las ONG españolas no es óbice para eximirles de la responsabilidad que asumen al realizar viajes a lugares calificados oficialmente de alto riesgo. Al margen de poner en peligro la propia vida, obligan a una intervención del Estado para solucionar un problema sobre el que habían sido advertidos. Quizás el Ministerio de Asuntos Exteriores deba reflexionar sobre la necesidad de exigir que sus advertencias tengan un mayor grado de cumplimiento.
Por duro que pueda parecer, si Al Qaeda exige y recibe un rescate en metálico para liberar a los tres secuestrados catalanes, los cooperantes habrán cooperado, de forma involuntaria, en la financiación de una organización terrorista. Y si el rescate exigido es la liberación de presos terroristas en España... pues todavía peor.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 13 de diciembre de 2009