Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
Reportaje:Estilos

Ciencia al servicio del arte

El centro Santa Mónica busca la creatividad nacida de la tecnología

Hace años que arte y ciencia han dejado de ser dos universos irreconciliables. A pesar de las resistencias de los sectores más ortodoxos de ambos campos, se han ido acercando hasta mezclarse y combinarse en nuevas prácticas híbridas. "La crisis existencial de los hijos de Derrida y Deleuze ha llevado a un replanteamiento de la sociología y las disciplinas que estudian el hombre y la sociedad desde los conceptos y las metodologías de las ciencias duras, como física y matemática", asegura el atípico físico Josep Perelló, responsable del área científica del centro Arts Santa Mónica de Barcelona.

Perelló es el comisario de Culturas del cambio. Átomos sociales y vidas electrónicas, una exposición que plasma el mestizaje entre ciencia, arte y tecnología a través de 10 propuestas que demuestran cómo las plataformas tecnológicas han cambiado las disciplinas humanísticas. "Ahora es posible cuantificar, medir, rastrear, monitorizar, procesar y visualizar aspectos de nuestra sociedad y nuestra cultura impensables hasta hace poco, con unos resultados que no se pueden comparar con las estadísticas arbitrarias y modestas de antaño", afirma el comisario. El ejemplo perfecto de cómo la tecnología modifica nuestra visión de la realidad es #iranelection RT, un proyecto que explica el desarrollo diario de la crisis electoral de Irán a través de los 650.000 tweets (mensajes Twitter) que se enviaron durante las protestas que tuvieron lugar entre el 10 y el 30 de junio.

El nuevo humanismo ha sacado a los científicos de los laboratorios

El nuevo humanismo, que ha sacado los científicos de sus laboratorios, se materializa en simulaciones experimentales que constituyen el núcleo de la muestra. Por ejemplo, hay diversas formas de vida artificial, como una instalación de factura artesanal inspirada en el comportamiento de las luciérnagas, que responde a los impulsos lumínicos del entorno y de los visitantes (Luci, de Josep Manuel Berenguer) o un conjunto escultórico de robots, capaces de autoorganizarse y de interactuar con el público (POEtic-cubes, de Raquel Paricio). Gracias a la tecnología, una máquina de escribir antigua se convierte en un instrumento mágico y fascinante del que salen formas de vida artificial, parecidas a insectos, cuyo código genético corresponde al texto tecleado por el usuario (Life writer, de Sommerer & Mignonneau). Y un sensor oculto en un viejo telescopio permite ver mucho más allá del horizonte, ofreciendo en tiempo real las noticias relativas al lugar que se está enfocando (News Telescope, de Pi Studio).

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de diciembre de 2009