Leo en el Babelia del 12 de diciembre el artículo de Antonio Muñoz Molina titulado 1977. Como siempre, me reconfortó su buen escribir pero en esta ocasión me emocionó. Sentí emoción por hacerme evocar días pasados, por dar las gracias por el presente. Recuerdos de nuestra reciente historia, del inicio de la libertad, el camino hacia ese pacto o negociación de todos que es la democracia. A lo largo del camino hacia ella, muchos se dejaron llevar, otros lo aceptaron a regañadientes y otros aún no lo han aceptado.
Por eso me indigna ver que, en el día en que se celebra ese acuerdo plasmado en papel -nuestra Constitución-, algunos de nuestros máximos representantes elegidos por el pueblo no asisten al acto, viendo más tarde, cómo no, que pertenecen a la derecha, al Partido Popular. Estupor, incredulidad y rabia me da ver cómo algunos de los garantes del pacto, los jueces que velan por su correcto ejercicio, tampoco asisten.
No quiero, pero todo me lleva a pensar que, o bien dan por sentado, de manera firme y sin fisuras, que nuestra Constitución está sana y sólidamente asentada, por lo que no tiene importancia celebrar el esfuerzo de construirla, o, y me temo que será esto último, nunca de verdad han creído en ella, no quisieron participar en su construcción y la aceptaron a regañadientes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 16 de diciembre de 2009