En la plaza de tientas de Pablo Yustos, en Villanubla, Valladolid, se celebró el pasado 12 de diciembre lo que sus promotores denominaron como una "gran fiesta taurina", consistente en que los aficionados toreasen y alanceasen reses hembras jóvenes. Después vino una comida y música flamenca para cerrar el día de "asueto".
No es posible que a estas alturas todavía se estén perpetrando acciones tan indignas como ésta, en las que la diversión consiste en que ciudadanos que acaso no tengan la menor idea de la fisiología del animal ni tampoco conocimientos de tauromaquia puedan atravesarlos con lanzas impunemente y después celebrarlo.
Algo así constituye no sólo un atentado contra las desdichadas criaturas, sino también hacia los seres humanos, incluyendo a los niños que sin duda fueron testigos en Villanubla, y en otros tantos lugares, del sufrimiento y muerte de animales como forma lícita de entretenimiento.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 18 de diciembre de 2009